viernes, 1 de febrero de 2008

LUNA

EL NIÑO QUE NO JUEGA NO ES NIÑO
PERO EL HOMBRE QUE NO JUEGA PERDIÓ
PARA SIEMPRE AL NIÑO QUE VIVÍA EN ÉL
Y QUE LE HARÁ MUCHA FALTA
(NERUDA)

Luna nació una noche de luna llena, una noche en que las estrellas tiritaban de frío, y la helada que rociaba al pueblo congelaba hasta a los seres más inertes.
Su padre la llamó Luna porque desde el primer momento que vio su cara redonda,pensó que era la luna misma que había bajado desde el cielo para posarse entre sus brazos, Luna lloraba de miedo, y su padre de felicidad.
Hoy Luna tiene siete años, es baja y delgada para su edad , su pelo de color negro es largo y ondulado y le cae a chorretes por su sonrosada cara , dándole un aspecto saludable, y es que Luna, es una sonrisa permanente, heredó los ojos de su padre, negros, grandes y vivarachos como los de un ratón.
Luna vive en un pueblo de montaña dedicado a la agricultura y ganadería , rodeado por montañas que ocultan los secretos de los habitantes de la zona, de grandes casas de piedra, de calles sin asfaltar que han soportado el paso de antiguas generaciones , con olor a carbón en los meses invernales como sistema inmune al frío que golpea cada rincón del pueblo, y con olor a romero en verano, un verano seco y caluroso,debido a un sol que se aprovecha de los pocos días que tiene para ser protagonista,de las alegrías y de las penas de unas personas que tienen como sangre las raíces de un pueblo que ha sobrevivido al paso del tiempo.
El mejor amigo de Luna se llama Gelo, su perro, el día que se conocieron la tarde se escondía entre las montañas, cansada y alegre por la felicidad que transmitían los jóvenes con su gritos,risas,chapuzones en el río, meriendas...
Luna tan cansada como la tarde monta en su bicicleta, pero un pinchazo hizo que Luna se quedara atrás en el pelotón e intentando con su menuda voz que alguien la ayudara , los esfuerzos no sirvieron para nada y empujando su pesada bici se encontró con las estrellas , y con un perro peludo, pequeño y de color canela que salió improvisadamente de la cuneta, Luna sonrió al comprobar que se trataba de un cachorro y cogiéndolo en brazos lo llamó Gelo, como su padre.
Luna llegó a la juventud con Gelo y el día que este se fue lo hizo al los pies de la joven, en compañía del fuego de una chimenea.
Hoy Luna tiene 23 años, un cajón lleno de recuerdos y la añoranza del pueblo que la vio nacer, un pueblo que la enseñó que la vida es lo único que tenemos en propiedad, una vida que no ha sabido modificar a su antojo, y aunque vivimos en una sociedad cada día más individualista y egoísta,hoy Luna ha rechazado un sueño, durante algún tiempo esa niña rebelde, escondida en un cuerpo de mujer, llorará en silencio, aunque afortunadamente el tiempo cicatriza heridas.